martes, 15 de noviembre de 2011

Francisco Franco Bahamonde

(Ferrol, La Coruña, 4 de diciembre de 1892 – Madrid, 20 de noviembre de 1975), conocido como Francisco Franco, el Caudillo, el Generalísimo o simplemente Franco, fue un militar y dictador español, golpista integrante del pronunciamiento militar de 1936 que desembocó en la Guerra Civil Española.
Fue investido como jefe supremo del bando sublevado el 1 de octubre de 1936, ejerciendo como jefe de Estado de España desde el término del conflicto hasta su fallecimiento en 1975, y como jefe de Gobierno entre 1938 y 1973. Líder del partido único Falange Española Tradicionalista y de las JONS, con un régimen fascista en sus comienzos, y más tarde en una dictadura, conocida como franquismo, de tipo conservador, católico y anticomunista. Este cambio se debió a la derrota del fascismo en la Segunda Guerra Mundial. Aglutinó en torno al culto a su persona, a diferentes tendencias del conservadurismo, del nacionalismo y del catolicismo opuestas a la izquierda política y al desarrollo de formas democráticas de gobierno.
Después de la victoria en la Guerra Civil del bando sublevado continuó una durísima represión ya iniciada desde principios de la guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, Franco mantuvo una política oficial de neutralidad para pasar a la de no beligerancia a instancias de Mussolini; no obstante, colaboró encubiertamente con el Eje de diversas formas, principalmente permitiendo la escala y el aprovisionamiento de aviones y submarinos en territorio español, y enviando tropas –supuestamente autoorganizadas al margen del gobierno– para combatir junto a los alemanes en la campaña contra la Unión Soviética, la denominada División Azul, así como la mucho menos conocida Escuadrilla Azul. Con anterioridad, Franco y Hitler se habían reunido en Hendaya el 23 de octubre de 1940.
Tras la caída de Alemania e Italia, el régimen franquista sufrió la reprobación de las Naciones Unidas por su demostrada colaboración con el Eje, impidiendo la entrada de España en el recién creado organismo y recomendando la retirada de embajadores. Franco desestimó las críticas internacionales considerando que eran obra de la conspiración masónica. España sufrió un relativo aislamiento internacional roto principalmente por la Argentina de Perón y Portugal (el régimen de Salazar). En 1945, Franco retira las banderas y símbolos nazis y fascistas de los diferentes organismos, apartando del gobierno a los más significados defensores del Eje. En los siguientes años su iniciado régimen totalitario se fue desplazando hacia otras posiciones dictatoriales.
Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos, interesados en incluir a España en su línea defensiva, maniobraron para procurar la entrada de España en la OTAN. La oposición de otros países, especialmente Gran Bretaña, obligó a EE. UU. a reconducir su iniciativa y firmar un tratado bilateral que incluyó la instalación de bases militares estadounidenses en territorio español. La firma del tratado supuso un triunfo para Franco ya que con él se iniciaba claramente el desbloqueo internacional. El presidente Eisenhower y, posteriormente, Richard Nixon viajaron a España explicitando así su apoyo a Franco.
Franco intentó instaurar un sistema económico autárquico. El rechazo de las ofertas de crédito británica y estadounidense provocó la escasez de alimentos y materias primas que, sumado a la corrupción y a la generalización del mercado negro, mantuvieron a España en la penuria hasta bien entrados los años cincuenta. Después de 1959, con la entrada en el gobierno de los "tecnócratas" y el abandono de las políticas autárquicas, la economía experimentó una profunda transformación, desarrollándose planes de "estabilización y desarrollo" atendiendo a las recomendaciones internacionales que condujeron a la recuperación económica.
En su última etapa se inició un retroceso en las relaciones internacionales que exigían una apertura a posiciones democráticas. La solicitud española de entrada en la CEE fue rechazada y su posible entrada se vincula a reformas democráticas, el Proceso de Burgos supuso un nuevo descrédito internacional del Régimen. En el interior, los trabajadores agrupados, principalmente en torno a Comisiones Obreras, se mostraban especialmente activos contra el Régimen; la oposición democrática presentaba un frente común al que se sumaron sectores de la economía que consideraron al Régimen como un lastre y sectores de la Iglesia apoyan las reivindicaciones de los trabajadores y a la oposición. ETA y otras organizaciones terroristas también se convirtieron en un problema creciente.
El 14 de octubre de 1975 comienza su último deterioro físico, el 25 de octubre se le administra la extremaunción y, desde entonces, es mantenido vivo por su entorno intentado una solución sucesoria acorde con sus intereses. Franco muere, finalmente, el 20 de noviembre.
Tras su muerte, los mecanismos sucesorios funcionaron y Juan Carlos "aceptando los términos de la legislación franquista" fue investido rey, siendo aceptado con escepticismo tanto por los adeptos al Régimen como por la oposición democrática. Posteriormente, Juan Carlos desempeñaría "un papel central en el complejo proceso de desmantelamiento del régimen franquista y en la creación de la legalidad democrática".

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